Cómo escribir ficción

¿Por qué TODOS escribimos historias?

Escribir como estilo de vida

Hay por ahí unos animalitos homínidos muy simpáticos. Les gusta pensar que son especiales y que en cualquier momento saldrán volando de su realidad con un par de alitas angelicales…(adaptación libre de lo que dijo el doctor neurólogo Vylanur Ramachandran en alguna de las cinco conferencias Reith del 2003).


Todos ellos escriben historias. Sólo que…no se dan cuenta.
Las comienzan por la mañana frente al espejo, convenciéndose a sí mismos que HOY es el GRAN día. Hoy van a hacer algo extraordinario. Genial, inverosímil. Fuera de serie. Chingón.
Rara vez sucede lo extraordinario pero mientras tanto; hemos mirado al pasado, hemos tomado unos cuantos recuerdos y los hemos amasado todos juntos (sin distinguir del todo duración, sensatez o cronología pues nuestra mente no funciona así) para explicarnos por qué estamos parados dónde lo estamos. Hice esto y estuve aquí. No hice esto y no fui allí. Esos recuerdos nos dan un sentido de confirmación del origen.

Lo siguiente es elaborar una serie de planes para el día. Hablar con el jefe por el aumento o decirle a Rossy que tiene los labios más besables que un pez globo (con la consiguiente cachetada porque Rossy no sabe que adoramos los peces globo). Mientras la vida real nos hace la zancadilla o nos avienta colina abajo.


Nos contamos la historia de nuestras vidas tomando café o té o sopeando el pan en la leche. Usamos cada recuerdo significativo para darle sentido al origen de nuestra existencia. Dónde y cuando nacimos. ¿Quién nos engendró? ¿Cómo empezó mi historia?


Me llamo Merriam y nací en 198~ así que como millennial me he adaptado a pasar del televisor de bulbo a blanco y negro a un celular plano…y a escribir en las notas del teléfono…
Hoy voy a escribir la friolera de 1…no sé cuántas páginas de novela….(esto es una dramatización pues aunque si nací en los 80s jamás se me había pasado por la cabeza que me etiquetaran así hasta hace unos meses cuando descubrí que demonios era eso de los millenials…osea tú sabes compráte una caja y te guardas en ella…)


Imaginamos el futuro para saber que deseamos y como llegar a él. Nuestra historia particular es una constante renovación de todos esos momentos minúsculos de recuerdos acumulados para armar algo que tenga sentido. Mucho más raro aún que los planes se desarrollen tal como los concebimos, es darse cuenta que hemos desperdiciado tiempo o esfuerzo. Como dice Yuval Noah Harari, tendemos a decir que «no fue en vano». Nos gusta integrar los recuerdos en una pelota de playa con la que se pueda jugar, no una llena de agujeros que nos llene de angustia porque los agujeros no tienen sentido.


Así sucede que la mejor secuela de todas las historias en nuestra colección, no es Rocky X, sino la que hacemos por las mañanas en el desayuno el día de reyes cuasi partiéndote un diente con el muñequito de porcelana de la rosca de la Comer de Coyoacán. Tal vez el fin de año; después de que Rossy nos diera pasaporte o con algún conocido sufriendo de coronavirus. ¿Alguna vez le has pedido a alguien que te contara la historia de su vida, que te dijera que era aburrida o inútil? No lo harán, a menos que sufran de depresión.


Y la verdad es que suelen ser buenas historias porque las han contado una y otra vez. Aquellos que la han contado una o dos veces… terminan con una historia aburrida en vez de con un platillo de lomo de cerdo en salsa de tamarindo…Claro que pasar al extremo opuesto con demasiadas reposiciones de la misma película y estaremos comiendo ensalada de atún con verduras por vigésima cuarta vez.


Todos escribimos historias. ¿La diferencia? Darse cuenta.

Deja un comentario