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Cuentos de herencias
El rey dice: ¿Qué pasó con su ropa? ¿Su tocado? Él dice: —Lo tiene todo la gente de la Torre. Les corresponde a ellos. —Comprádselo —dice el rey—. Quiero cerciorarme de que se destruye. Una reina en el estrado. Hilary Mantel
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Cuentos sobre la historia de los procesos judiciales
—Mi señor Norfolk tiene instrucciones del rey. —Su propósito es aplastar las objeciones y lo consigue—. La decisión queda a voluntad del rey y además, nadie puede decirme lo que se puede hacer y lo que no, nunca hemos juzgado antes a una reina. —Vamos decidiendo sobre la marcha —dice amistosamente el Lord Canciller. Una reina en el estrado. Hilary Mantel
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Cuentos sobre la culpa
Él ha visto hermosas acusaciones, en las que no había una palabra que sobrase. Ésta no era una: las frases se empujaban y chocaban entre sí, y se aguijoneaban y se derramaban, feas en el contenido y feas en la forma. El plan contra Ana no está santificado en su gestación, es intempestivo en su presentación, una masa de tejido nacida sin forma; esperaba una lengua que lo moldease como moldea a los oseznos la lengua de su madre que los lame. Tú lo alimentaste, pero no sabías lo que alimentabas: ¿quién habría pensado que Mark confesaría, o que Ana actuaría en todos los aspectos como una mujer oprimida y…
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Cuentos sobre la justicia
Circulan declaraciones, acusaciones, escritos, entre jueces, acusadores, el fiscal general, el despacho del Lord Canciller; cada paso del proceso es claro, lógico y está destinado a crear cadáveres de acuerdo con el procedimiento legal debido. George Rochford será juzgado aparte, como un par del reino; los del común serán juzgados antes. Llega la orden a la Torre: «Traigan los cuerpos». Es decir, traigan a los acusados, llamados Weston, Brereton, Smeaton y Norris, a Westminster Hall para el juicio. Una reina en el estrado. Hillary Mantel. ¿Y si eran cuerpos, es porque ya sabían que los iban a ejecutar?
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De leyes y hechizos
Cuando se redactan leyes, se ponen a prueba las palabras, procurando dar con su máxima fuerza. Como los hechizos, tienen que hacer que las cosas sucedan en el mundo real y, como los hechizos, sólo operan si la gente cree en ellas. Si tu ley impone una pena, has de ser capaz de aplicarla…, a los ricos tanto como a los pobres, a la gente de las fronteras escocesas y de las marcas galesas, a los a la gente de las fronteras escocesas y de las marcas galesas, a los hombres de Cornualles igual que a los de Sussex y Kent. Ha redactado este juramento, una muestra de lealtad a…
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El propio interés
Hay personas en este mundo a las que les gusta todo preciso y ajustado, y las hay que aceptan alguna desviación marginal. Él es ambos tipos de persona. No permitiría, por ejemplo, una ambigüedad despreocupada en un arriendo, pero el instinto le indica que a veces un contrato no tiene por qué redactarse con demasiado rigor. Arriendos, autos judiciales, cláusulas, se escriben para que se lean, y cada cual los lee en función de su propio interés. Thomas Cromwell, personaje. En la corte del lobo. Hilary Mantel.
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Como en todas las Historias
No inventan, sólo repiten, y lo que repiten es corrupto. Durante siglos, los monjes han acaparado la pluma, y lo que han escrito es lo que consideramos nuestra Historia, pero yo no creo que lo sea, en realidad. Creo que han suprimido la Historia que no les gusta y han escrito una favorable a
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What’s adaptation?
In these lectures I’ve argued that fiction, if well written, doesn’t betray history, but opens up its essential nature to inspection. When fiction is turned into theatre, or into a film or TV, the same applies: there is no necessary treason. Each way of telling, each medium for telling, draws a different potential from the original. Adaptation, done well, is not a secondary process, a set of grudging compromises - but an act of creation in itself.
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De cosas raras
—He venido de virgen —dice—. Son tan raras en estos tiempos que mandan unicornios a buscarlas. Wriothesley en Una reina en el estrado. Hilary Mantel
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La importancia de ser anglo
El francés es la primera lengua del embajador del Imperio y de España; y él, como cualquier otro diplomático, nunca se tomará la molestia de aprender inglés, porque, ¿de qué le serviría en su próximo puesto? En la corte del lobo. Hilary Mantel