Cómo escribir ficción

Usted está aquí pero este mapa no contiene nada realmente útil, la tierra de fantasía

Mapping an Ice Station
Mapping an Ice Station by NASA Goddard Photo and Video is licensed under CC-BY 2.0

En realidad este título debería decir: “¿Cómo usar este libro?” ya que la entrada es un extracto de traducción de  “A tough guide to fantasy land” de Diana Wynne Jones y del que iré intercalando fragmentos de traducción con otras joyas sobre la escritura de ficción; ya que no he escrito sino 6 páginas de las cien que debería haber escrito y no son lo que digamos… mínimamente interesantes.

La guía es algo de lo más curioso y más que una guía sobre como leer un libro de fantasía, tiene toda la cara de una especie de manual muerto de la risa (burlándose de sí mismo) y encubierto sobre cómo escribir libros de fantasía. He aquí sobre los mapas.



¿QUÉ HACER PRIMERO?



1. Encuentra el MAPA.

Está ahí. Ninguna expedición a Tierra Fantasía está completa sin un mapa. Estará en la parte delantera del folleto [esto podría bien omitirse pero la autora se refiere al mismo libro como «brochure». Muy cerca de la página de dedicatorias. Examínalo.

Mostrará la mayor parte de un continente (y en ocasiones parte de otro) con un número considerable de bahías, costas, islas y mares interiores o por el estilo, y una pizquita de pueblos desperdigados.

Habrá serpientes retorcidas que serán, probablemente, ríos y nombres EN MAYÚSCULAS hechas con líneas curvas que no terminan de asentarse o tener pies con cabeza. Moviendo el cuello a los lados, verás que dicen cosas como  “Ca’ea Purt’wydyn” y “Om Ce’falos.”  Esos… Podrían ser nombres de países pero como la mayor parte del mapa está vacía, es difícil decirlo.

Éstas zonas tierra adentro estarán salpicadas esporádicamente de jorobas con nombrecillos seductores como “Colinas Megamort”, “Montañas de la Muerte, ”Cordilleras heridas” y tan tan; con una línea completa de montículos cerca de la cima llamadas «Gran Barrera del Norte[1]«
El resto del espacio del mapa estará apenas dedicado a formas plumosas llamadas «Bosque maldito» y «Jungla de la perdición». Excepto por un espacio único dónde parecen crecer minúsculos pelitos. Ese lugar tendrá el conciso nombre de «Marismas/Pantanos«


Eso será todo.

¡No! Espera. Si tienes suerte, el mapa tendrá una flecha o cabeza de brújula en alguna parte del «Océano exterior»; Lo que te mostrará como sostener el mapa.

Mirarás en vano, buscando hosterías, puntos de descanso, o ALDEAS o incluso CAMINOS. No — espera otra vez— en una inspección más a fondo encontrarás que a lo largo del vacío interior, hay algo etiquetado como «Vieja ruta de la seda[2]en desuso» y «Camino imperial – casi desaparecido[3]«
Algunas de estas rutas parecen llevar (o han llevado) a pequeños edificios con títulos tentadores como «Ruinas«, «Torre de la brujería» o «Ciudadela oscura«. Eso sin escalas en kilómetros (en el original en millas) y vaya uno a saber cuánto tiempo se tardará en llegar allí.

En pocas palabras, el mapa es inútil. No obstante se te recomienda consultarlo porque es el único que obtendrás. Advertencia: si realizas este viaje tendrás que visitar todos y cada uno de los lugares del mapa. Tanto si está marcado como si no. Es una regla.


Así que los mapas a Tierra Fantasía en realidad solo sirven para imaginarse cosas. Espero que este fin de semana no solo te lo imagines sino que te la pases bien. Pasto kalo.


[1] Con este tipo de nombres, a las claras se nota que México es Tierra Fantasía con sus Sierras Madre y sus letreros a voces con advertencia de peligro y/o narco cartel en esta región; un montón de áreas sin absolutamente nada y ciudades con calles sin letreros. Sin ninguna necesidad de meter en el cuento a ningún escritor de ficción. No me extraña que mi género sea algo que no existe todavía. La fantasía de realidad mágica.

[2] Old trade route  o viejo camino del comercio, con lo que quedaba mejor hacer una alusión al camino más mítico de todos.

[3] Más evidencias de que México es Tierra de Fantasía. Dónde vivo hay senderos llamados «Camino real» dónde lo único que se ve son piedras en el camino. Ya sea porque el camino ya se deslavo o está en proceso de deslavarse desde hace mucho.

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