El mar
Cuando se canso de buscar se dejó caer dentro de la pequeña barca y miro alternativamente el frasco y la pluma y se echó a llorar. Después de un rato sus hipídos se volvieron menos entrecortados. Se golpeó las mejillas con las palmas y resopló. Tomó el frasco y la pluma y dibujo en la cara interna de su brazo un nuevo frasco. El dibujo se trago la luz, en una especie de brillo negro y ella tomo el frasco. Está vez la tinta era roja y su mueca de dolor era más escandalosa por el silencio con el que la hacía.
Abrió el nuevo frasco y dibujo un río sobre el pequeño arroyo. Después dibujó una barca más grande con una vela. Tomó la pluma, el frasco viejo y el nuevo y subió al barco. Dejo que la corriente la arrastrara hasta el mar.