Cómo escribir ficción cronológica
En la entrada anterior, mencioné que armar nuestra fábula de tal forma que los acontecimientos tengan sentido —incluso con lagunas temporales — es una de las técnicas a la hora de escribir ficción; al alterar la cronología alteramos la causalidad. El propósito de la historia se oculta trás estas lagunas.
Resulta interesante que Mieke, mencione como las personas ponen su atención en el orden de los acontecimientos y como dicho orden, puede modificar opiniones y juicios; al creer que lo que sucede primero siempre es mejor.
¿Por qué es interesante? Pues porque, de acuerdo con Mieke, esto nos limita y nos expone a los prejuicios derivados de la cronología. Como en el caso de Adán siendo superior a Eva en el Génesis, solo porque Adán sucedió primero. Una especie de guerra de créditos por orden de aparición… En vez de tener los créditos en orden de importancia. Sea cual sea la importancia.
Lo que me recuerda «el reflector» de Hilary Mantel (con respecto al cine como medio); iluminando al protagonista en una película. Es bastante usual que el primer personaje al que conocemos en una película, sea su protagonista. Algo no tan riguroso en una novela… A menos que se trate de una novela romántica, dónde conocer lo más pronto posible a los dos seres a unir es casi un requisito de género. De otro modo no sabemos si angustiarnos o no por las meteduras de pata de alguno de los dos.
Es probable que la lógica de la secuencia cronológica sea determinante en aquello que el lector pone mucha más atención.
Así pondríamos primero el hecho con un sentido cronológico anterior que deseamos ocultar y después todas las pistas falsas que desvían su atención de tus maquinaciones perversas (mwahaha) hasta que se pueda dejar el telón bajado porque ya hicimos todas las revelaciones posibles y llegamos a las palabras:
THE END
(Y este es el final de la entrada también)