Cómo escribir ficción reflexionando sobre la Guerra: una traducción de la conferencia La marca de Caín por Margaret MacMillan. Segunda bala.
Y bueno, esto apenas acaba de empezar. El primer tema sería la guerra y la humanidad. Y ¿luego?
LA MARCA DE CAÍN: HUMANIDAD Y GUERRA P2
Y así mi segundo tema principal será la relación entre la guerra y la organización de la sociedad humana. Ahora, es muy difícil pensar que la guerra tenga algo que ver con las sociedades organizadas y pacíficas, pero yo argumento que sí. La guerra es algo que requiere un buen grado de organización. Es la aplicación de la violencia organizada. No es la violencia del uno a uno. Es la aplicación de la violencia organizada. Requiere disciplina, requiere financiamiento, equipo, liderazgo y por supuesto, seguidores[1]. Y eso requiere, conforme se va volviendo más y más complicada, mucha organización.
Ahora, hay mucho debate entre arqueólogos, antropólogos e historiadores sobre cuando este nivel de organización necesario para permitir pelear una guerra se volvió parte de la sociedad humana. Se asume generalmente que las sociedades de cazadores recolectores, no había mucha organización porque no era necesaria — ¿Por qué molestarse en tener una rígida organización política y social cuando podías cambiarte a un nuevo coto de caza o pastura? Y así parece —y digo parece porque la evidencia es muy, muy difícil de obtener, fue hace tanto tiempo — que si llegaba a darse la violencia, era uno a uno mucho más que algo organizado.
(11.47) Fue con el desarrollo de la agricultura con lo que las sociedades humanas se volvieron más y más complejas y se asentaron. Y una vez asentadas, una vez con cimientos, una vez que tenías un apego con una parte particular del mundo, entonces te convertías en presa de otros y tenías que defenderte —y es muy difícil decir que una cosa vino primero y luego la otra — pero parece que la organización de la sociedad humana, una vez que nos convertimos en personas agricultoras, fue paso a paso hacia la defensa o el ataque para tomar de otros lo que querían.
Paradójicamente — y creo que hay muchas paradojas acerca de la guerra — la misma organización que hizo posible para las sociedades defenderse contra los ataques, también trajo beneficios. Y así, ver la guerra como algo que es totalmente destructivo y no lleva a ninguna mejora de la condición humana, creo que es equivocado. Nos gustaría decir que de verdad existen otras formas de mejorar la sociedad humana pero hasta ahora, no hemos sido capaces de encontrar una.
Steven Pinker, el psicólogo de Harvard y otros, argumentan que como especie nos estamos volviendo menos propensos a arreglar nuestras diferencias a través de la violencia y producen estadísticas que parecen indicar que incluso los grandes derramamientos de sangre de las guerras mundiales del siglo XX, XX y XXI son proporcionalmente menos violentos que los siglos anteriores.
Y de alguna manera eso no parece ningún consuelo porque mientras henos aquí en un rincón pacífico del mundo, tenemos que recordar cuantos conflictos violentos y mortíferos y destructivos ha habido desde 1945 ya sea en Indo-China, grandes áreas del Este medio, los distritos de los Grandes Lagos de África — algunos de estos lugares donde los conflictos aún continúan.
Tal vez porque vivimos en lugares tan pacíficos, esto no es cierto para todos nosotros pero creo que sí lo es para muchos de nosotros — tendemos a pensar en la guerra como en una aberración, una ausencia de la paz, como algo que sucede cuando la sociedad normal se desbarata y de nuevo mi argumento es que ésta no es una forma útil de mirar la guerra. La guerra no es necesariamente sólo la ausencia de la paz. La guerra es algo que las sociedades humanas hacen frecuentemente a propósito y comúnmente, diablos, lo hacen muy bien.
Hay una tendencia, entendible creo, de evitar mirar la guerra y decir que es de mal gusto, barbárico, algo que no deseamos volver a hacer de nuevo. Yo creo que necesitamos entenderla. Pienso que necesitamos considerarla porque ha jugado un papel importante en la historia humana y creo que, a menos que la observemos, seguirá jugando un rol en la historia humana. Así que pienso que como historiadores y ciudadanos, necesitamos estar conscientes de lo que la guerra significa.
Mi propia aproximación es, por supuesto, la de alguien Canadiense. Somos un país pacific. Nos gusta hacer la paz, nos identificamos con los pacificadores y hablamos mucho sobre la paz. Nos olvidamos con frecuencia que tenemos otra cara. Todo lo que tengo que hacer es decirles que miren un partido de hockey canadiense (risas). Pero también llego aquí como historiador interesado en la evolución de la sociedad humana, interesada en cómo sucedieron las cosas como sucedieron, e interesada en cómo la gente toma decisiones para guerra o la paz porque éstas están entre las decisiones con mayores consecuencias que uno puede tomar. ¿Por qué los políticos de 1914 decidieron que la guerra era una opción razonable? ¿Qué pensaban que estaban haciendo? ¿Qué pensaban que podrían lograr? ¿Qué los movió a ello?
Bueno, un punto de partida para entender la Guerra es ir y preguntarse si forma parte del ser humano. Y esta es una de esas preguntas incómodas y, si se usa una metáfora militar, se da una batalla de teorías al respecto y no les daré una respuesta firme porque no puedo más que ir y presentar las preguntas ante ustedes. De hecho, algunas veces creo que la serie, el ´titulo de toda la serie; debió ser un signo de interrogación. — ¿La marca de Caín?, pregunta: ¿Estamos condenados por nuestra biología a pelear?
Ahora, habrá quienes digan que lo estamos, que es simplemente una parte del ser humano. Que el estado natural de los asuntos humanos es desear pelear; y luego. Luego están por otro lado, los que dirán que no. Que eso no es cierto, que no estamos condenados —ya sea por nuestra biología o nuestra cultura —a luchar.
Muy, muy brevemente, creo que las diferencias pueden resumirse entre aquellos entre Rousseau y Hobbes. Rousseau creía que los hombres y las mujeres vivían pacíficamente en las sociedades primitivas; que antes de que las sociedades se volvieran organizadas, el conflicto no existía, ni la violencia tampoco. Con el desarrollo de las sociedades organizadas, con el desarrollo de la propiedad organizada, es que la gente se volvió violenta. Y Hobbes, por supuesto, como sabrán; lo veía de modo muy diferente. El describía el estado de la naturaleza de modo anti idílico. Era “desagradable, brutal y rápida[2]”
Ahora, tan lejos como la evidencia lo permite, parece estar más cerca de lo que dice Hobbes. Que incluso en las sociedades cazadoras recolectoras, la gente se mataba unos a otros. Hay ahora, creo, mayor evidencia para esta idea. He estado recientemente en el muy, muy atractivo pueblo de Bolzano en el Tirol —un muy atractivo pueblo italiano, tanto italiano como alemán — y he visto colas para el museo. Y le he dicho a alguien: “¿Sabes cuál es la gran atracción en el museo?” Y la gran atracción era el Hombre del hielo del que algunos de ustedes han oído hablar. Este es un cuerpo congelado descubierto en 1991. Ha estado congelado desde que murió en algún momento del 3300 B.C. y presumiblemente salió, por el vestido y lo que llevaba, parte de una sociedad de cazadores. Se asumió inicialmente que se había perdido y muerto en una tormenta de nieve y permanecido enterrado en el glaciar hasta que el glaciar empezó a derretirse. Pero los escaneos y nuevas pruebas bioquímicas encontraron que tenía una cabeza de flecha metida en una axila y pruebas posteriores encontraron heridas que mostraban que había sido atacado al menos dos veces. De modo que este tipo de evidencia y otros ejemplos alrededor del mundo; con frecuencia tumbas que datan del milenio, parecen indicar que incluso antes de que la sociedad humana se volviera organizada, ya nos matábamos unos a otros.
Y ustedes podrían argumentar y Steven Pinker ha argumentado, que fue el desarrollo de la sociedad humana organizada de hecho, lo que hizo posible pelear el uno con otro pero también detener la violencia. Pararnos de luchar unos con otros dentro de una unidad política particular. El desarrollo de lo que Hobbes llama “el Leviatán”, un poderoso gobierno con una fuerza monopolizada (al menos dentro de tal pensamiento) algo positivo ya que entre todas sus fallas fue proveer con un mínimo de ley y orden. Proveyó de un marco donde las personas, que podrían no haber tenido mucho de lo que consideramos libertades pero dentro de las cuáles las personas podían tener negocios, negociar, trabajar en conjunto. Y la evidencia apunta a que dentro del Imperio Romano, por ejemplo, la gente vivía más tiempo, comía mejor. No porque los romanos fueran benevolentes y lo trajeran a cuento, sino simplemente porque imponían la ley y el orden; haciendo posible que otras actividades tuvieran lugar dentro de dicho marco.
Con el tiempo, el desarrollo de unidades políticas más grandes parece haber ayudado a pesar de no haber sido el propósito con el que se crearon. La necesidad de mantener el monopolio de la fuerza y la necesidad de mantener unidades políticas mayores para defenderse de los enemigos externos e internos a llevado a los gobiernos a lo largo de la historia; a tener más control sobre las sociedades y sus recursos.
El crecimiento de Bretaña de los siglos XVII y XVIII se debió en parte a la construcción de una Marina eficiente. Lo que significaba administrar los recursos necesarios para la Marina, organizando a sus oficiales, entrenando a quiénes se convirtieron en oficiales de Marina. Al menos en la Marina Británica, no podías comprar un puesto de oficial, tenías que saber cómo navegar. Mientras que en el ejército no tenías que saber nada más allá de como sentarte en un caballo y verte bien. Es por esto que el desarrollo del poder Británico fue de la mano con desarrollo del estado Británico, su organización y su capacidad para usar sus recursos para la guerra.
Quiero decir que tendemos a pensar en Samuel Pepys como en un maravilloso reportero que contó historias maravillosas de la vida en Londres pero por supuesto; que fue tremendamente importante como burócrata en ayudar a la administración y la implementación de sistemas administrativos para la Marina Británica y se aseguró que tuviera los recursos necesarios. Y así la organización de las sociedades para la guerra ha traído una gran movilización de recursos, inversiones en la ciencia y la tecnología, ha traído gobiernos más eficaces en averiguar que era lo que existía dentro de sus fronteras.
El desarrollo de la estadística en el siglo XIX se debió en parte a la necesidad de los gobiernos de saber cuánta gente podían mover y cuántos recursos tenían. El crecimiento de la ciencia y la tecnología en el siglo XIX y en el siglo XX fue en parte impulsada por las necesidades de la guerra. Y de nuevo se podía escoger no hacerlo así, pero creo que tenemos que entender que algunas veces la guerra puede traer beneficios insospechados. Y con frecuencia los estados hacen cambio que benefician a mucha gente simplemente para movilizar mejor los recursos destinados a la guerra. Después de la Guerra de Crimea, en la que Rusia fue catastróficamente derrotada; Alejandro II abolió el vasallaje en Rusia. En parte para reformar el sistema de conscripción, intentó modernizar la burocracia e invirtió en un sistema de justicia. Su gobierno y los posteriores promovieron un sistema de vías de ferrocarril. Y esto era para la guerra, pero también trajo como he dicho, consecuencias inesperadas.
[1] Los dictadores no llegan a ninguna parte ellos solitos, más bien parece que son las marionetas de todas las moscas alrededor suyo…
[2] En el original: «disagreeable, brutal and short». Solo que no hallo como traducir «short» de modo que tenga sentido con lo demás.