Celebrando la independencia

…hagamos una historia dijo alguien en HT. Y yo obediente, saqué todos mis clichés de debajo de la cama para comenzar un cuento ligero. Por supuesto que no van a leerlo tal y como lo fui escribiendo en los mensajes. Todo trabajo re-escrito y revisado tiene por fuerza que pasar por la censura del escritor de hoy para con el escritor de ayer…
Miró por la ventana y allí estaba el grupo de segundo grado, jugando soccer con la maestra de educación física. Una criatura que había perdido el deseo de educar ya hacía mucho tiempo. Las chicas practicaban los tiros libres mientras los chicos driblaban obstáculos hechos con botellas de refresco.
La chica bajita de las coletas recibió la pelota en la cara. El se rió detrás del libro, seguro que ahora lloraba. Pues no. Se levantó riéndose. A él se le fueron tres días sin saber cómo en el misterio. Y mientras más pensaba, menos sabía. Y mientras menos sabía, más quería verla otra vez.
Se la encontró en las escaleras del taller. Se hizo el copete a toda prisa e hincho el pecho como los gallitos de pelea. Ella paso platicando consigo misma y no lo vio. ¿Cómo? No es que fuera de los feos a los que nadie hace caso…Y tampoco se volteó cuando la llamó con el pretexto del lápiz caído.
La mañanita mexicana se puso los mejores jeans y camisa blanca con paliacate rojo. Se alboroto el cabello y se aseguró de tener de hierbabuena en el bolsillo. Se quedó con los amigos, albureándose el uno al otro mientras entretenían a las madres que iban al bazar. Su grupo estaba a cargo del puesto de tiro. Después de la comida, se puso a mascar los de hierbabuena. Quería estar listo para la hora del baile. Quería saber fresco.
La falda de mantel improvisada y las trenzas con listones de arco iris. Su sonrisa de sol alocado en medio de un mar de rostros preocupados por los exámenes. Cruzó la parte del patio llena de chicos y chicas que comían y platicaban mientras miraban alrededor buscando pareja de baile. Se paró a su lado y tomó aire. No era la primera vez que lo hacía pero nunca había hablado con ella…no esa no contaba. La vez de las escaleras no contaba para nada. Tampoco la vez junto al despacho del director. Ni la vez de la cafetería.
Levantó la mano para darle un golpecito en el hombro. Crunch. Recibió un golpe en el costado. Ella y su amiga habían salido corriendo de la mano. Cuando se recuperó de la sorpresa, se dio cuenta que ambas chicas bailaban muy juntas. Se quedó sin habla y se fue a jugar a la lotería.

