Duelo de varitas

Antes de tratar con cosas como:
- ¿Dónde?
- ¿Momento histórico?
- ¿Protagonista?
Voy a introducir los aspectos más básicos del bibidibabidi bu —o los que a mí me parecen más básicos; directo de la página A guide to writing magic systems de Michael Alwill. Comenzamos por la ABUNDANCIA.
En El castillo ambulante[1], Wynne Jones mueve a Howl de nuestro mundo a otro mundo. De un lugar donde la magia no existe a uno donde la magia es tan doméstica cómo coser y hablar con los sombreros; de la inexistencia a la abundancia. La página web habla de no convertir la magia en un asunto mundano y aburrido de tan abundante…cosa que sucede en The magicians. Y también de plantearse muy seriamente ¿cómo es que aparece la magia en un mundo dónde no abunda? ¿Alguien puso un huevo mágico que cayó por un agujero negro y que terminó en nuestro mundo? ¿Genera risa, desdén y lástima la mención de la magia de verdad como en Annasumanara? ¿Tenemos un elegido?[2] Conocer su abundancia nos lleva a decidir quién sí y quién no puede usarla y cuándo.
Es como el vampirismo. Te muerden, ¿eres vampiro o no ahora? En algunas historias no cualquiera se convierte en vampiro como sucede en Noblesse con los «infectados», seres sin voluntad que beben sangre a diestra y siniestra pero sin las habilidades reales del vampiro, del mismo modo que en Hellsing.
De este extremo nos podemos mover al opuesto; los «freaks«. Aquellos que pueden usar magia en un mundo no mágico y por lo tanto hay que…ya saben. Ser humanos y acabar con todo lo incomprensible. Tal es el caso de los animales mitológicos de El paquete parlante, quienes tuvieron que emigrar a una cueva dónde pudieran creer todos los unos en los otros ya que la gente ya no creía (en ellos y por lo tanto estaban extinguiéndose). Ahora que si es abundante y uno está familiarizado con los internados y las escuelas…terminaremos con un mundo dónde la magia requiere educación, premios, castigos, talentos distintos. Estos casos requieren de mayor trabajo en el sentido de crear un sistema mágico pero menor trabajo en el sentido de la investigación puesto que uno ya sabe cómo es hacer papeleo y planes de estudio.
En segundo plano tenemos su definición. Y por definición no se refiere a abrir el diccionario para citar: sustantivo femenino….En realidad es algo como decidir si la magia es un McGuffin, no es un McGuffin o se trata de algo superfluo ´pero inherente al mundo dónde todo sucede. ¿Superfluo? Pues… sí. A veces los autores no nos explican cosas como ¿por qué Melissandre necesita la sangre de un rey para parir una sombra? En este caso particular no es como que importe mucho puesto que ya nos tienen embobados con otros conflictos. Otras historias se inventan todo un sistema en dónde se requiere de una varita mágica, un hechizo en otro idioma, ingredientes tan extraños como la hierba gatera recogida a la luz de una luna azul y puesta a secar sobre un escarabajo…
Mientras que otras persiguen la bola del dragón para revivir al muerto de turno sin decirnos gran cosa del dragón. Basta con decir que es un dios. La pregunta a resolver aquí es ¿voy a resolver todas las preguntas que puedan generarse de mis elementos mágicos? Si la respuesta es sí…nos vemos en una próxima entrada. Si la respuesta es que no…igual puedes leer la próxima entrada solo para felicitarte por no decir que sí. ¡Ciao!
[1] Re-planteada por Miyazaki en una adaptación más o menos exitosa (no por el número de boletos vendido sino por que la trama fue adaptada haciendo caso omiso de los detalles).
[2] Una trama que se vuelve más y más predecible con el pasar del tiempo

