Cómo escribir ficción

El peligro inminente de la metáfora p1



Jean Atchinson nos ha explicado —a ti, a mí y un montón de radioescuchas; como subestimamos el lenguaje. Lo subestimamos al fijar el número de palabras en una canción de reggaeton en 30, mientras creemos que las personas aficionadas a esta música son prácticamente analfabetas pues nuestra opinión es que no conocen más palabras…para encontrarnos con que sí que las conocen.

Tal vez no las usan —porque la vida diaria exige tan pocas palabras que no requiere una oda poética para decir que vamos al baño —al número que sea, pero si de algo estamos seguros ahora; es de que el número de palabras que conocemos tan solo por vivir la pandemia, se aleja con mucho del Español de Cervantes y del inglés de Shakespeare[1].

Y cómo dice Wittgenstein…no en una cita sino en una paráfrasis de algo que le escuché decir a un estudiante de filosofía[2]: para conocer el concepto, es necesario conocer la palabra. Es imposible definir una cosa si antes no le ponemos nombre. Por lo tanto, es imposible pensar seriamente en algo a menos que sepas cómo se llama…

Podemos también sobrevaluar las palabras y dejar de mirar aquello que es importante tal como Tyrion Lannister le dijo a Jon Snow: «Son solo palabras, no significan nada» cuando lo llaman bastardo en la fiesta anterior a su partida y sin embargo…

Es decir. El lenguaje es poderoso. Tiene esta cara suya de telaraña en la que podemos tropezar y vernos enredados, muy enredados, sin darnos cuenta. No valorarlo de la forma correcta, nos hace olvidar que existe la persuasión y nos hace preocuparnos por el espantoso uso del lenguaje en la música banda y reggaeton.

Los escritores trabajamos con la señorita u oppa persuasión todo el tiempo (a algunos les gustan las chicas…otros miramos las piernas largas masculinas…) ¿De qué otro modo íbamos a convencerte que existen los dinosaurios morados que escupen fuego? Con solo leer a Terry Pratchett hablar de ellos, se da uno cuenta de lo imposible que resultan tan solo por la parte del combustible y como es que no terminan explotando en caso de flatulencia o sobreviven las quemaduras internas cuando nada mayor a una bacteria es capaz de sobrevivir a tantos grados centígrados…

<<La libertad lingüística fue cuestionada seriamente hace  85 años, primero por Edward Sapir, luego por Benjamin Lee Whorf, ambos lingüistas americanos. Sus ideas se conocen como la hipótesis Sapir-Whorf. Sapir dijo: «los humanos no viven nada más en un mundo objetivo…están tan a merced de su propio idioma… Los mundos en los que vive cada sociedad son de verdad mundos distintos, no el mismo mundo con diferentes etiquetas sobre las cosas» >> explica Jean Atchinson en la siguiente conferencia a la que traduje[3].  Y por el momento, voy a dejar que lo pienses hasta la próxima entrada.  ¿Es el mundo chino un mundo realmente distinto tan solo por el idioma?


[1] Desde el nombre del virus ese —coronavirus, sus diversos síntomas respiratorios menos comunes —apnea, fatiga,  obstrucción pulmonar, conjuntivitis, erupciones cutáneas; y subsiguientes derivados tales como: cuarentena voluntaria, mortandad, asintomático, contagio, cubrebocas o barbijo, medidas sanitarias, trombosis, vacuna, pruebas preliminares, gen, grupo de riesgo…ya aumentamos mínimo en 10  el léxico de la persona promedio.

[2] Nop, imposible. Yo apenas entiendo el español como para meterme a descifrar los oscuros retortijones de los canales de parto de la filosofía…pese a que de repente me da por pensar.

[3] The world wide web. Conferencias Reith |996: The language web.

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