¿En cuánto el kilo? o Conversación oída a medias en el transporte público

Palabras no. 42
Lo siento, lo quiero.
Pregunto ¿a cuánto el kilo de Marco?
Si pudiera sólo un pedazo, un trocito.
Me llevaría los labios primero.
Las manos y les chuparía los dedos,
un cuarto o quizás todo.
A mi chanchito yo daría por un tierno suculento filetito.
¡Ay Marquito!
¡Yo lo quiero!
Enloquezco con el pensamiento,
pues no hay ofertas ni lunes negros.
Hasta el carnicero me mira un poco extraño.
Quien sabrá que de esa carne,
lamería la sangre.
Un cachito, no más.
Ñam, ñam.


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