De carnitas y rancheras
Hace siete años, cuando apenas empezaba a vislumbrar que quería escribir cosas —en serio y no como meros ejercicios de soñar despierta, leí un ejercicio generador en alguna página web de un escritor cuyo nombre no recuerdo (si tú lo sabes dime…no es como para dejarlo sin el crédito correspondiente…y pongo ojos de gato con botas).
El ejercicio consiste en escuchar una canción y escribir un cuento corto o un poema…pero ¿qué te parece añadir una variación estilo chorrada? Escucha una canción en un idioma que no conozcas y del cuál no tengas idea de que va la letra. Te diría que dentro de las elecciones disponibles está la música clásica…excepto porque tendrás que asegurarte que existe una traducción a cualquier idioma que si entiendas pues la parte final del ejercicio consiste en verificar si tenías razón o no…
Como la música es una expresión de las emociones en crudo a través del ritmo y el tono, escuchar sin conocer la letra te ayudará a «sintonizar» canal emoción y trabajar con la materia prima de una emoción sin filtros culturales (letra, idioma, tema). Los filtros serían los tuyos, los de tu cerebro.
Lo que resultaría en algo un poco similar a ir a comprar carne y terminar con una tártara si escuchas la Marsella o borsh si te da por oír una balalaika. Probablemente unas carnitas si escuchas una ranchera. ¿Con que terminarías si escucharás Heavy Metal en árabe? Tal vez termines por tirar la carne a la basura en un arranque vegetariano-vegano…—yo jamás, me asumo como cómplice torturador pro nazi campo de concentración polloTreblinka, cerdoDachau[1]…
Lo de escuchar la letra después es como comprobar que tan bien «sintonizas» y divertirte un poco con las chorradas que escribas. Esto sirve también como algo que hacer cuando no tienes ni idea de que escribir (como yo que estoy atorada con una estúpida historia y me está costando entender la oposición basada en los valores opuestos, contrarios y no sé que más). ¿Servirá este ejercicio como catalizador para una receta de cocina, un póster o un cómic? Me cuentas. Próxima entrada, un cuento producto de esta chorrada.
[1] Si alguna vez has visto como viajan en México los pollos, cerdos, etc., sabes que si en vez de otras especies, imaginas animales humanos, terminarás por pensar en los vagones antisemitas de la Segunda Guerra…También, si es que has visto la película Okja, sabes lo que significa estar metido en un campo de concentración organizado por otra especie. A menos claro, que tú creas que las otras especies están ahí para servirnos por decreto divino. En cuyo caso, para ti no pasa nada y una granja de pollo es una simple granja de pollo. Que en sí, no estoy a favor de tratarlos como se les trata pero amo la carne y no creo que ponerme a dieta de proteínas animales haga mucha diferencia cuando la verdad es que me gusta comérmelos. Y a esto se le llama hipocresía así que prefiero asumirme como asesina por complicidad…