C.L. Clark: cinco cosas que aprendí escribiendo The Unbroken p2
Mientras mejor hablaba árabe, podía hablar con más personas. Al hablar con más personas, más historias me contaban. Más que una combinación de sílabas y ritmos, un idioma es un conjunto de relatos y estos relatos son Historias.
Un idioma es la comida, las tradiciones y las religiones. El idioma correcto, incluso el acento correcto, equivale a poder y privilegios. Inició amistades de por vida y creó momentos de entendimiento mutuo. Y del mismo modo que aprender cada vez más y más francés me expuso al regazo de la rutilante reputación de una nación chic Europea; aprender árabe le dio matices al estereotipo (en su peor expresión) de la imagen homogénea e incompleta (en el mejor caso) del mundo árabe hablante al que estaba expuesta por los medios de comunicación europeos y americanos.