C.L. Clark: cinco cosas que aprendí escribiendo The Unbroken p1
En una fantasía epica como ninguna otra, dos mujeres chocan en un mundo lleno de rebelión, espionaje y poderío militar en las lejanas fronteras de un imperio desierto en ruinas.
[Promocional del libro incluído solo para que se den una idea y porque así se publica en el blog de Chuck Wendig]
Touraine es soldado. Robada de niña y educada para matar y morir por el imperio, su única lealtad es para con sus compañeros conscriptos. Pero ahora, su compañía la ha enviado de vuelta a su tierra natal para detener una rebelión, y los lazos de sangre podrían ser aún más fuertes de lo que ella creía.
Luca necesita un renegado. Alguien lo suficientemente desesperado para bailar de puntillas sobre el filo de la bayoneta entre cumplir órdenes y acuchillar por la espalda. Alguien que pueda incitar a los rebeldes hacia la paz, mientras Luca se esfuerza en lo que de verdad importa: sacar a su tío fuera de su trono.
A través de asesinatos y masacres, tanto en recamaras como en la guerra, Touraine y Luca negociarán el precio de una nación. Solo que algunas cosas no están a la venta
1. Aprendí un idioma
La idea para The Unbroken salió cuando estaba estudiando francés en la universidad. Específicamente cuando estudiaba literatura francófona africana.
Los autores habían escrito sobre su experiencia con el colonialismo, incluyendo su experiencia de escribir en francés en vez de hacerlo en árabe. Que en ese momento deseaba aprender por razones de carrera y académicas como, obtener un diploma en estudios coloniales franceses.
Pero el árabe es difícil de adquirir por tu cuenta sin nada más que unos cuantos tutoriales de Google para dibujar letras. Unos cuantos años después de mis fallidos intentos de aprender solo, abandonando la idea de obtener un doctorado; me ví en mi último año de una Maestría en Bellas Artes en ficción con unos cuantos créditos extras que quemar y una novela que quería estudiar apropiadamente.
Lo intenté de nuevo. El árabe es un lenguaje hermoso, un idioma de poetas y artistas y de algunas de las canciones más bellas que haya escuchado nunca. Es tanto intuitivo como simple y tan complejo como las matemáticas.
Existen multitud de dialectos y la rotación en mi elección de maestros hicieron posible que tuviera contacto con todos ellos — obteniendo como resultado un acento extraño que se gana un montón de cachondeo cada vez que no hablo en árabe formal.
Aquí entro yo con las chorradas. Un consejo a la vez, lee, piensa, rebate, usa.