Propósitos de escritor
A diferencia de Chuck Wendig, no hago propósitos de año nuevo. Mi cabeza bulle de burbujas rellenas con ideas eclécticas y a cual más extravagante que la anterior. No sobreviven mucho tiempo, son pompas de jabón que vuelan, se sostienen un instante en el viento y ¡pop!, desaparecen. Otras toman su lugar.
Las ideas que persistentemente insisten por mi atención, las que toman forma incluso antropomórfica, las que sobreviven y se transforman en una especie de pajarillos metomentodo que se dejan ver antes del desayuno, en medio del durama o hasta en sueños (cuando los recuerdo); serán los proyectos que haga. En este momento los sobrevivientes son:
- Escribir hasta donde me alcance la vista; harto imprevisible cuando el diagnóstico probable es degeneración macular, no comprobable hasta que encuentre un laboratorio que haga estudios sin receta médica. Y si te lo cuento es —¿porque deseo tu conmiseración y ahogarme en la pena por mi misma?…a lo mejor. Quizá también porque para mí es más práctico avisar de antemano que es probable que sufra un problemita de la vista sin solución —al menos hasta ahora; que puede empeorar así de pronto (como en el último año) y dejarnos sin Merriam. Tanto a mí, que disfruto impersonando a este personaje escritor; como a ti, que estás leyendo estás chorradas. Cualquier otra cosa, avisaré.
- Armar la maqueta de Crimson Relish, mi linda opera prima —es mi hijo así que YO lo veo lindo…jejeje soy mamá a la defensiva.
- Aprender coreano, esto también es idea del marido cornudo y no sé ni para qué pero ya puedo decir hola…안닝하세요!
- Tener un amigo por correspondencia…tengo muuuuuy buenos amigos y los quiero mucho pero la ilusión de tener un penpal es de esas cosas que siguen ahí, incluso después de diez años así que…Afortunadamente existe una app que funciona como correo lento pero no tan lento y no pierden las cartas como creo que hace Mexpost…
- Escribir la siguiente gran Merriamnovela (si es que eso existe) poco a poquito. Escribir por lo menos tres ANTES del doomsday.
Creo que esos son los problemas que me gustaría resolver en estos momentos…Al menos los que disfruto resolviendo. Así que, no creo que uno deba sentirse obligado a hacer propósitos de año nuevo. Más bien, creo que debemos sentirnos obligados a revisar lo que creemos y vamos queriendo a lo largo del año. ¿Es aquello que deseamos una fuente de infelicidad o de felicidad? ¿Se trata de problemas que nos guste resolver o problemas que preferiríamos ni siquiera verlos de lejos? ¿Es esta una forma menos peor de actuar aunque sea sólo un poquito?