Cómo escribir ficción

La trama y el desenlace. Nunca sin obstáculos. Km final

Hora de examinar con lupa tres historias de amor. La primera, una de las obras maestras del teatro y con una trama de amor tan remetida y escondida que nadie la ve o le hace caso realmente. Todo el mundo mira al cuerdo comportarse como loco.

Un manga smut (adulto para mujeres) con esta especie de receta que repiten las comedias románticas y, sin embargo, deben actualizar para mantenerse vigentes.

La última, una forma de contar las cosas que le dio la vuelta completamente al negocio de los films de trama romántica y que Robert McKee menciona en El guión. Story y que, por suerte, es una de mis películas favoritas.

De acuerdo, procedo a chorrar (decir chorradas). Saca la lupa. Coloca el libro sobre la mesa de disección. Enfermera…bisturí…succión…aquí hay un charco de tinta. Hamlet. ¿Qué no era este un blog serio? Lo es (a veces). Suspiro. Hamlet es la gran obra acerca de la venganza y la tentación. ¿Ser o  no ser el idiota que deja pasar la oportunidad[1]? ¿Ser o no ser el ejecutor de la venganza? ¿Estar loco o no estarlo? Y esto es lo que vemos habitualmente de este drama.

Nunca se nos ocurre pensar lo que sufre Hamlet al dejar ir a Ofelia. Porque Hamlet ama a Ofelia con todo lo que le es posible. Sabe que en su locura fingida hará daño. Y su sentido retorcido de la percepción del mundo no desea desvirtuar a una Ofelia sin tacha. No desea verla convertida en una meretriz como la reina, su madre. No desea dañarla con la locura que debe fingir y sin embargo no le queda otro camino que hacerlo, no se vuelve loco. Se convierte en un monstruo. Se ha despedido de ella desde el principio. Es un amor que es cortado de raíz a favor de la venganza. ¿No es ésta una mini-historia de amor donde los impedimentos son tan serios como para volver loca a una chica? Un final terrible. Hora de la muerte: Acto III, Escena XXVII.

Acto V, Escena I: Yo he querido a Ofelia y cuatro mil hermanos juntos no podrán con su amor exceder al mío. ¿Qué quieres hacer por ella? Dí…

Dejamos que la morgue se encargue de este cadáver. Delicioso pero a fin de cuentas, un amor muerto. Ponemos en el microscopio algo diferente. A lo mejor no tan magnífico pero vivito y coleando. “A delicious relationship” o おいしい関係 1 [Oishii Kankei de Satoru Makimura.

Con esta ten la seguridad que no habrá muertos. Empezamos la historia con chica pierde a su padre y de la noche a la mañana su estatus de hija de un apoderado CEO se viene abajo. La madre regresa a su hogar paterno y ella deberá trabajar. ¿En dónde? En Le petit lapin, restaurante francés, no muy reconocido pero con un chef capaz de preparar sublimes delicias (y si alguno de ustedes es capaz de diferenciar la canela del curry con sólo su nariz, ya se dio cuenta quién es el futuro elegido; claro…Oda-san). Pues, Momoe Fujiwara, a fuerza de porfiar y porfiar…¡se convierte en su segundo ayudante de cocina! Pero comienza este nuevo trabajo en una obvia posición de desventaja. En una posición que nos hace husmear desde lejos que esta historia no es una historia de amor pura. Porque Momoe no sabe ni pelar papas (obsesión un tanto extraña en Corea y Japón; esto de demostrar que uno sabe pelar papas, manzanas o peras con un cuchillo cuando existen estas cositas llamadas pela-papas). Así que nuestro chef, que ha logrado deshacerse del 99% de sus ayudantes al lanzarles una gota de aceite hirviendo a la cara, intenta deshacerse de ella. Momoe lo acepta y consigue, a lo largo de los volúmenes, ser introducida con la maestra culinaria de todos los buenos chefs japoneses —de este relato—. Quien lanza este desafío: “Si tú logras aprender a cocinar, yo aprenderé a pararme de manos”. Nuestra cenicienta culinaria, ha conocido al hada madrina. Un tanto arrugada y de mal genio (hada madrina al fin y al cabo).

Pero eso no es todo: mientras tanto nuestro príncipe deja Le petit lapin y se lanza a su propio restaurante, regenteado por su nuevo amor….¿hay otra tipa de por medio? Sí. La cenicienta, ahora capaz de elaborar platillos sencillos, llega al restaurante francés rival, donde consuela de modo adulto a su mejor amigo frente a la adversidad de perder a su amante. No podrían los protagonistas estar más lejos uno del otro…hasta que la novia del príncipe se da cuenta que la relación no funciona…porque siempre que nuestro príncipe está en aprietos; sonríe nada más de pensar en la cenicienta.

No tengo que contarles el final. Es una trama de caballo negro mezclada con historia de amor tipo sentimentalismo. Y sin embargo, no rebosa sentimentalismo como muchos otros manga. Es capaz de llevarte por ambas cosas; ascensión de la cenicienta ayudante de pela papas y para nada prospecto amoroso a compañera y cocinera por derecho propio. Es como el título lo dice: delicious.

Después de éste manga, sacamos las palomitas y el helado. ¡Hora de ver cine francés y viajar al país del pasado! Krzysztof Kieślowski. Rojo. Para Robert Mckee, la revolución del género. Para mí, la fascinación absoluta. Un chico despechado por su novia, que lo engaña con otro. Una chica cuyo amante no le dedica ni el más mísero segundo a pesar de ser el rostro de moda. ¡Y todo el tiempo visitando a este hombre mayor que emula en todo al muchacho como si fuera su yo miserable del futuro, sin encontrarse ni una sola vez! Hasta que el ferry donde ambos viajan, se hunde…y se termina la película con una toma de acercamiento de ambos rostros con frío y mojados a uno de alejamiento en el noticiero. Es una historia de antes de la historia. Aquí como dice McKee, los obstáculos estuvieron en cruzarse el uno con el otro.

Poesía de paisaje nevado y una mancha roja, una camelia florecida cuyos pétalos se diluyen con el blanco. Será restrictiva pero también es capaz de sorprender. De evolucionar.

¿Qué historia de amor te gusta para acurrucarte en el sofá y ponerte a soñar mientras tu media naranja se pelea con el remoto de la televisión?     


[1] Cuando Claudio reza y está justamente a tiro para ser asesinado a su vez.

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