Lauren Ho. El último Tang de pie, aprendizaje #2
Editar es una responsabilidad compartida y las fechas límites son reales y te morderán el trasero
[Aclaro que ella usa haunt pero en español el hecho de ser perseguido así solito no tiene mayor urgencia…creo]
Escucha: tu hijo precioso no es perfecto. Y nunca lo será. La perfección, como el politico que cumpla todas sus promesas de campaña, no existe. Lo que es más importante es Respetar la Fecha Límite, en vez de pulir lo que ya vendiste, mientras más rápido te lo metas en la cabeza, mejor; mejor te desempeñaras a satisfacción de tu editorial y más probablemente obtengas un nuevo contrato con ellos. Como perfeccionista, está fue una dura lección que aprender y estoy intentando ahorrarte a ti y a tu editor un bonche de e-mails pasivo-agresivos dónde negocias para obtener un poco más de tiempo y tú editor te tira de a loco antes de darles una patada.
En cierto punto, simplemente debes aceptarlo y dejar que tú editor se encargue. Y no, en este momento ya no puedes editar tu libro. Tú y el manuscrito han forjado lazos irrompibles.
Ya no puedes mirar el bosque por estar mirando el árbol. Entrégale el libro a tú editor. Necesitas dejarle el asunto a los profesionales para el siguiente paso. Confía en mí. Un ejemplo: el manuscrito que me consiguió a mí agente, la novela de la que gente muy importante de la que no has oído hablar pero que De las Altas Esferas llaman revolucionaria, lo más gracioso que he leído desde el capitulo de la reproducción en mi libro de texto de biología de la preparatoria/la última estafa Coronavirus que debería hacerse película con Michelle Yeoh y Awkwafina y y al menos un actor de reparto simbólico, estadísticamente, no es la misma que se publica, ni de lejos.
La última es como, la quinta o séptima iteración, no lo sé. Caí dentro de un par de hoyos de conejo. Al fin de mi largo sufrimiento, mi super generoso editor me dijo que tenía que dejar de retocarlo, p.e. revisar puntos en la trama; y entregarlo ya. Ahora o ya vería. Y eso, amigos, es cuando tienes que soltar las riendas. O sus abogados vendrán tras de ti #claúsulasdelcontrato. E incluso entonces habrá errores, se vez en cuando. Que nunca te encuentres con ellos «bufar de vampiro». Y otra razón más específica para hacerle caso a tú editor, ellos saben cómo evitar a los abogados. Mientras pasa por la primera ronda de ediciones, tu editor puede decirte que, jeje, algunas partes de tu manuscrito necesitan ser editadas para evitar que sean una fuente potencial de problemas. Por ejemplo, el restaurante donde tus personajes se intoxican con la comida, almejas en mal estado, no debería ser un lugar real con el mismo nombre y domicilio que el ficticio. También puede que quieras evitar una situación en la que tu colega del trabajo lamebotas, traicionera y roba-novios; de alguna forma comparte descripción física en general y nombre con tu ex-colega de carne y hueso y te pidan que seas un poco más creativa a la hora del embellecimiento y te asegures que cada personaje es realmente una invención ciento por ciento similar a alguien por casualidad, especialmente ninguna persona viva.
Mi punto es: tu editor (casi) siempre tiene la razón. Hazle caso.