Mumra el inmortal: ¿adaptarse o no al hablante?

Disculpen la horrografía, no busqué la forma correcta de escribirlo. En caso de haberlo escrito mal, coméntenlo y se corrige en fa (casi todos los días meto la pata)
Si el nombre les suena de algo es porque conocen la caricatura a la cual pertenece este personaje y les fastidiará esto pero…si no la conocen, pues no es justo que no haga una explicación cortita. Uno no puede asumir que TODOS conocen las mismas cosas. Hay personas cuyo alcance de conocimientos es mayor y eso no quiere decir que lo saben todo. Con esas…
Mumra era el antagonista de la serie de caricaturas Thundercats; dónde unos gatos humanoides llegaban al planeta Tierra después de un cataclismo en su planeta natal; y su existencia se veía amenazada constantemente por éste villano. Como adivinaran por el nombre, Mumra era una momia que por algunos arreglos mágicos podía levantarse y ponerse en plan anti–gato.
¿Y qué pinta Mumra en este blog acerca de cómo escribir ficción?
Pues…hace unos día, contestando unas preguntas de un juego de preguntas (a veces me hacen sudar…por eso me gusta y media docena de preguntas no hacen mal) me tope con esto….

¿Qué piensas tú? ¿Que la RAE comete un crimen al permitirlo o que es más sabio adaptarse?
Es posible que esté diciendo bobadas pero…creo que la lengua le pertenece a los que la hablan, no a los diccionarios. De ahí que esto pertenezca al reino de la escritura de ficción. Porque es parte de nuestras herramientas y todos sabemos lo que la realidad es a la escritura de ficción. El juego que jugamos a que es real y como componente de esa realidad; el idioma es un detalle importante lo quiera uno o no.
Y, sí bien los diccionarios nos ayudan a mantener aquello que escribimos lo más comprensible posible, no es del todo factible sustraernos a los cambios naturales de la lengua. La lengua evoluciona o…se convierte en Mumra, el inmortal.
Un poco como lo que le sucede a la regla del doble negativo en inglés que no proviene del idioma mismo o de los angloparlantes nativos sino, del latín que no utiliza dobles negativos cuando la mayoría de los idiomas (francés, italiano, español…menos el coreano) admiten que uno diga:
“No, no quiero nada…”
Es decir, una regla arbitraria adaptada de una lengua muerta que se ha quedado estacionada en el tiempo, atrapada en el ideal lingüístico (de todos modos me encanta el inglés, aunque ya empecé a escribirlo con doble negativa como protesta). Del mismo modo, la gramática nunca debería ser una forma de momificación en vida del idioma. Querer ceñirlo tan estrechamente a sus reglas, es tan monstruoso como la momificación de Imhotep en la película La momia. La gramática está ahí como guía y como toda guía, es susceptible de ser asaltada desde dentro.
Esa es la chorrada de hoy.

