Lunes de patchwork: SNS y escribir

Pedazos de tela

Un par de calcetas delatoras

¿Qué es una prenda? ¿Únicamente un producto? ¿O un objeto cuya relación con la historia, la cultura y la tecnología definen no solo al individuo sino también su temperamento y su interacción con otros?

Un elemento que revela de dónde venimos y a dónde vamos. No por nada, la fundación Voogle posee un sitio dedicado por entero a las prendas de vestir llamado «We wear culture». Y seguramente,  por lo mismo,  existe un museo en Kyoto,  Japón. Donde admirar desde un corsé; símbolo de una época en que no sólo se apretujaban las carnes dentro de las costillas de ballena,  sino también el pensamiento y opinión femeninos; hasta ridículos artefactos de vestir modernos creados con piezas de madera. Extrañamente, japoneses.

Es decir, una prenda de vestir revela mucho más allá del material de confección. Revela filosofías de vida,  modelos económicos y estratos sociales.

Algo digno de aprender, del mismo modo que una cultura culinaria. Algo que se puede adaptar a la cultura propia del mismo modo que el jitomate se adaptó a la cocina italiana. Como el kimono de mezclilla o como los boleros inspirados en el traje de luces.  
Es,  en conjunto,  un elemento maravilloso.

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