Cómo escribir ficción

El atractivo fatal de la guerra p2

Y ha habido usos muy específicos de las Artes en la guerra. La música por ejemplo. Antes de las comunicaciones modernas en el campo de batalla, era muy difícil comunicarse, muy peligroso. Si enviabas corredores, frecuentemente los mataban y los mensajes podían no llegar. Y así, los instrumentos musicales podían usualmente llegar a la distancia —cosas tales como trompetas, cornetas, tambores, gaitas. Podían ser usadas para marcar el paso para los soldados que marchaban a la guerra; para llamarlos a las líneas enemigas; para llamarlos a la retirada. La Armada británica incluso tenía señales especiales para indicar a aquéllos en batalla si lo que se acercaba era la infantería o la caballería. Y así había usos específicos de las Artes en la guerra.

En las regulaciones para los rifles de la Infantería británica, en las Guerras Napoleónicas, había una lista de mensajes con instrumentos musicales que se podían dar durante la batalla, y por supuesto, siempre había un impacto psicológico. Si escuchabas las gaitas viniendo hacia ti desde el otro lado, era absolutamente terrorífico. Hay una cita magnífica que encontré de un veterano británico de la Guerra Española en las Guerras Napoleónicas que sobrevivió a Waterloo, y que para este punto debía ser de hecho, un soldado bien curtido. Y el dijo “La artillería francesa abría fuego y eso ya era bastante malo, y entonces oíamos los tambores franceses tocando la señal de carga” Y el dijo —y eso era alguien que había estado en más de una gran batalla —“Este era un sonido que pocos hombres, sin importar lo valientes que fueran, pueden escuchar sin sentir de alguna forma una sensación de descontento” Justo hoy estuve en la galería de arte aquí y estuve mirando algunas de las maravillosas pinturas, y una de ellas sin embargo era otro uso de las Artes —y esto era en la Primera Guerra Mundial: los barcos embaucadores[1]. Un número de pintores muy famosos —y aquí hay pinturas también de barcos deslumbrantes —barcos pintados, barcos de carga o barcos de guerra, con locos diseños para hacerlos difícil de localizar en el mar, para hacer difícil estimar su velocidad y su dirección. Y estos eran, de facto, muy efectivos; si van a la Galería Nacional, pueden ver una maravillosa pintura de un barco embaucador.

Y entonces, por supuesto, siempre hemos tenido en la guerra escritores que escriben cosas para alentar a la gente a enlistarse, a mantener el espíritu en alto, escribiendo propaganda. Thomas Hardy, el gran poeta británico, quién tendía a ser alguien que no soportaba la autoridad, cuando empezó la Primera Guerra Mundial escribió una cancioncilla —diría que no una de sus mejores pero déjenme leérselas: “La necesidad de Inglaterra somos nosotros; su angustia nos dejaría remordiente consciencia: nope. Vemos bien lo que hacemos. ¡Aunque algunos no! La victoria corona al insobornable”.

            Así que las Artes han jugados un papel muy específico en el rol de la guerra y algunas veces las personas han atacado las Artes desde el otro lado. En la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, Saint-Saens, Camille Saint-Saens, el compositor francés y otros formaron algo llamado La Ligue Nationale pour la defense de la Musique Francaise para intentar e impedir toda representación de música alemana en Francia. Esta, se decía, socavaría la moral francesa.

            Por supuesto lo que las Artes han hecho —y esto de nuevo es algo que ha pasado a través de los siglos —es distorsionar la realidad de la guerra. Si ven pinturas, por ejemplo de campos de batalla del siglo XVIII, éstos están con frecuencia muy ordenados y limpios. Hay unos cuántos cuerpos decorativos por aquí y por allá en el campo, sin sangre, ni entrañas saliéndose, ninguna de las cosas que verías realmente en un campo de batalla.

Los Mogoles[2] tenían maravillosas pinturas. Hacían libros conmemorativos después de grandes batallas, que en ocasiones mostraban las matanzas, las batallas, las armas, los soldados, la caballería, los cadáveres y todo estaría bellamente pintado y y sería muy decorativo y jamás tendrías la sensación de que en realidad, hubo sudor y pelea y muerte en todo esto. Y cuando terminaban las guerras, por supuesto, llegaban las Artes en triunfo, para mostrar el lado ganador, para crear las estatuas, crear las pinturas, crear los monumentos que fijarían en la mente de las personas que su lado había ganado y el otro había perdido.

            Pero seamos justos con las Artes, porque no sólo se las ha usado para la propaganda, no sólo se las ha usado para llamar a la batalla o triunfar al final. También han sido muy buenas en mostrar las ambigüedades, creo[3], los muchos sentimientos confusos y las muchas situaciones de la guerra. Sólo daré un ejemplo de la que creo como una de las grandes obras de Shakespeare, y es Enrique V, y hay tres discursos distintos a los que me gustaría referirme. El primero es de Enrique V mismo mientras trata de exhortar a sus tropas a atacar el rodeado pueblo de Harfleur una vez más. Es un discurso famoso, probablemente lo conocen todos, y empieza: “Una vez más a la refriega, queridos amigos, una vez más o tapiar la empalizada (close the wall up) con nuestra inglesa muerte”[4] Y es uno de los discursos más alentadores y pueden ver que está exhortando a los hombres a pelear y muy probablemente a morir.

            Y entonces hay otro momento, más tarde en la obra, la noche de la batalla de Agincourt y Enrique V mismo va a través del campo de sus soldados escuchando lo que dicen. No saben que es el rey. Y un soldado común le dice, mientras hablan de la batalla por venir en la mañana, “Tengo miedo que haya unos pocos que mueran bien que mueran en batalla.[5]” Y luego la escena final —y está en la última parte de la obra—es cuando el Duque de Borgoña, el alguacil/condestable de Francia, habla de lo que la guerra le ha hecho a Francia y hace duelo por la desolación y la crueldad que la guerra ha traído a su país. Y sólo lo leeré, sólo un pedacito, porque creo que ilustra un poco de lo que le hace la guerra a los civiles y a la sociedad. “Y mientras nuestros viñedos, tierras de barbecho, pastizales y cercados; defectuosos en sus propias naturalezas, se vuelven salvajes. Incluso nuestras casas, nosotros mismos y los niños hemos perdido o no aprendido por falta de tiempo. Las ciencias que deberían volverse nuestro país, pero crecieron como salvajes —como lo soldados lo harán. Que nada hacen pero meditar en sangre[6]

También tenemos por supuesto a las Artes mostrando, como nos muestran las ambigüedades, la belleza como lo hizo A. Y. Jackson y Felix Vallottin también en su hermosa pintura Verdun, pero también en las Artes plásticas las Artes visuales muestran el horror de la guerra, y sólo quiero darles un par de ejemplos y serán capaces de pensar por sí mismos. Pero creo que una de las más gráficas y terroríficas representaciones del horror de la guerra son los desastres de Goya causados por la Guerrilla, la Guerra Pequeña como se la llamó, en la que los españoles lucharon contra los franceses en las guerras napoleónicas, y lo que muestra es el salvajismo de ambos lados. Él realmente no escoge un lado sobre el otro. Por ejemplo, en su terrorífica pintura Bestias salvajes, muestra mujeres, una con un bebé en el brazo, matando soldados franceses. En otro, titulado Bárbaros, muestra soldados franceses disparando a un monje atado a un árbol mientras otros soldados observan con indiferencia este espectáculo.

            Fotografía, cuando comenzó a hacer su aparición en el campo de batalla, se convirtió en el nuevo medio para transmitir algunos de los horrores de la guerra. En la guerra Civil de los EU, se hizo consciente a la gente, quizás por primera vez, de lo espantosa que puede ser la guerra. Es difícil comprender la guerra sí estás lejos de ella pero la fotografía puede hacerlo comprensible.

            En 1862, en la batalla de Antietam, que es creo el más sangriento día de la guerra civil, se tomó una fotografía famosa —bueno un número de ellas—pero se tomó una muy famosa de los cuerpos de los muertos caídos tras la batalla, y literalmente llegaban hasta el horizonte; no puedes ver dónde terminan estas batallas.

            La batalla del Somme. Se hizo una película de la Batalla del Somme en 1916, que recreo —de hecho casi toda en Hyde Park—como fue la guerra de trincheras, pero de hecho sí mostró algo de lo que fue, y algo así como un cuarto de la población total del Reino Unido la vio en las primeras seis semanas de exhibición y se horrorizó por lo que vio. Y una de las razones por las que la opinión americana o gran parte de la opinión americana se volvió contra la guerra de Vietnam fue porque la guerra se televisó y llegó al hogar de muchas personas y pudieron observar lo que sucedía.

            La primera guerra mundial, las autoridades trataron de controlar lo que era visto y los pintores intentaron resistirse y lo fotógrafos intentaron resistirlo. Una de las cosas curiosas que creo sobre la Primera Guerra Mundial —y pienso que más que una especie de predicción es una coincidencia, pero es difícil pensar que no lo es—era que los artistas en Europa estaban desarrollando estilos que concordaban perfectamente con los despedazados campos de batalla incluso antes de que la guerra estallara. El cubismo, futurismo, expresionismo, todos estos estilos nuevos que estaban experimentando las personas eran espantosamente aptas para lo que estaba a punto de suceder en Europa y lo que estaba a punto de sucederle a los soldados europeos y lo estaba por sucederle a los campos de batalla europeos. Y algunas de las pinturas permanecen con nosotros yo creo que para perseguirnos. John Singer Sargent, pintor de sociedad, hombre reconocido por sus hermosos retratos, fue persuadido de ir a los campos de batalla en 1918. Trabajó allí con acuarelas y más tarde fue y pintó una de sus más famosas pinturas llamada Gaseados, y era simplemente de aquéllos soldados que habían sido gaseados y que estaban alineados —muchos de ellos ciegos por supuesto—para ser tratados.

Un número de pintores se metió en problemas por hacer esto. El pintor alemán Otto Dix pintó una terrorífica y gráfica pintura —ya no podemos verla, desafortunadamente —de cuerpos descomponiéndose después de la batalla llamada La Trinchera. Los nazis despreciaron la pintura. Lo denunciaron como un degenerado y cuando llegaron al poder, quemaron la pintura. La guerra ha sido frecuentemente rechazada por las Artes —y por supuesto podemos pensar en un número de ejemplos pero quiero mirar a una de las más famosas pinturas del siglo XX por un momento y esa, por supuesto es la pintura que Picasso hizo de la Guernica[7]. Abril de 1937, un pequeño pueblo en el país Vasco, importante para los vascos porque allí había un árbol sagrado donde frecuentemente se reunían en sus concilios. Era un símbolo de la independencia vasca o al menos, de la autonomía vasca, famosa en su historia. Tenía 7,000 habitantes, este pequeño pueblo. No tenía ninguna importancia militar. Y la fuerza aérea alemana, en una de las primeras ocasiones en las que se bombardeaban civiles desde el aire, dejó caer 45,359 kilogramos (100, 000 libras) de explosivos en Guernica. Mil quinientas personas murieron, una parte importante de la población. El general Franco, el líder fascista español, declaró más tarde que los vascos lo habían volado ellos mismos. A Picasso ya se le había encargado una pintura mural para el pabellón español en la Feria Mundial de París y encontró entonces el tema. Había estado dudando que pintar y pintó esta obra realmente rápido. Y se ha convertido en una de las más memorables del siglo XX. Muestra el caos. Muestra caballos y personas volando en pedazos y gritando. Hay una mujer con un niño muerto. Es importante de varias maneras, parcialmente porque muestra el impacto de la guerra en los civiles en el siglo XX.

CONTINUARA…


[1]Dazzled ships en el original. Se refiere al camuflaje disruptivo (dazzle camouflage) atribuido al británico Norman Wilkinson y que consistía en pintar los barcos con patrones a rayas en color contrastante para lograr el efecto que menciona McMillan. Los he llamado así porque era una lata llamarlos barcos con camuflaje disruptivo.

[2] Según mi Merriam Webster: Indio musulmán de o descendiente de uno de los varios grupos conquistadores de mongoles, turcos o de origen persa. Traducido del inglés, mi Larousse en español considera la palabra como sinónimo de mongol; pero creo que se diferencian tanto por la religión como por el arte.

[3] La profesora MacMillan tiende a decir: “también esto, creo”. Lo obviaré un poco de vez en cuando por razones de dolor de muñecas y porque desluce el efecto en general de sus ideas.

[4] “Otra vez a la brecha, queridos amigos, otra vez, o tapen la muralla con nuestros muertos ingleses.” Traducción de 4 dramas históricos en la edición de André Jaume. Versión de Elvio E. Gandolfo. Mi traducción se da por contexto de lo que dice la Profesora y por desgracia por partida doble no he leído la obra ni soy experta en el inglés de Shakespeare.

[5] “Me temo que pocos de los que mueren en batalla mueren bien” Traducción de 4 dramas históricos en la edición de André Jaume. Versión de Elvio E. Gandolfo.

[6] “Y todas nuestras viñas, barbechos, prados y setos, defectuosos en su naturaleza, vuelven a ser páramos. También nuestras familias, nuestros hijos y nosotros mismos hemos perdido, o no aprendemos por falta de tiempo, las ciencias que convendrían a nuestro país;

en cambio crecemos como salvajes (como los soldados que no meditan en otra cosa que la sangre)” Traducción de 4 dramas históricos en la edición de André Jaume. Versión de Elvio E. Gandolfo. Cabe aclarar que la profesora o confunde al Duque de Borgoña con el Condestable/alguacil de Agincourt o que, existe algún error en la traducción de Gandolfo/la edición. Me costó mucho mirar de arriba abajo y casi leer la obra para encontrar el pasaje y eso que estaba frente a mis narices. De cualquier manera, es asombroso que se lo sepa de memoria.

[7] Vean los documentales de Simon Shama de la BBC El poder del arte. Explican muy bien cómo es que la pintura logra representar esto y es bastante digerible.

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