NO TE LO CREO
No te lo creo
En teoría, un personaje es válido por la identificación que sentimos hacia él o ella. No necesita ser apabullante en su belleza.
¿En serio?
No te lo creo.
En primer lugar porque tanto el cine como la televisión y los cómics funcionan con imágenes. Y nos sentimos atraídos hacia la belleza más que al talento. Por desgracia y desearíamos que no fuera así, tratamos de convencernos que no.
En segunda, porque más y más, hemos convertido a la belleza en un requisito, no en un elemento inherente a la persona.
¿Y cuál es el origen de esta reflexión sobre la belleza física en cómics, películas, series, novelas?
Simple. Un comentario acerca de un personaje de webtoon.
Como trasfondo, déjenme explicar un poco la historia. No toda porque no es imprescindible. Tampoco el nombre del webtoon, que tiene sus méritos, pero no generó por si mismo todo este rollo.
El comentario tiene como eje central al personaje, digamos…Mirna; quien tiene problemas con su aspecto (es gordita y eso no es despectivo, yo también tengo grasa superflua) y traumas debido a una falsa amistad de un estatus económico superior al suyo, que la traicionó; por lo que intriga para que otros niños acosen o aíslen al personaje femenino principal: Diana.
En otras palabras, el autor quiso incluir una razón para comprender el origen de su animadversión hacia Diana y hacer la historia menos unilateral en este juego del cambio de puntos de vista. Aunque creo que no lo logró…como verán después.
Diana es perfecta. Tiene dinero, es talentosa, bella (diría un pelado: tiene más curvas que la carretera con cara de muñeca) y además; ¿hay más?, un amor de persona sin fallas de debilidad en su personalidad que la lleven a hacer tonterías o gemir de miedo.
Zip, zero. Las fallas son por completo ajenas a ella. A mí me bastaría esto para odiarla…porque nadie es perfecto y porque como personaje no sabría qué hacer con ella (les dije que tenía sus méritos el webtoon).
Además de Diana, está Ron, su amigo. Con un físico impresionante para alguien de quince años: pectorales de gimnasio, abdomen de six-pack, ojos verdes enormes, cabello rubio, inocente como un pollito bebé.
Aclaro, ambos son así debido a que han sido modificados en un laboratorio, no nacieron así. Hasta aquí el decorado alrededor del comentario.
Pasando ahora sí, al relleno de la empanada. En su comentario, esta persona anónima; odia al personaje Mirna porque ella (la persona del comentario) ha aprendido a quererse a sí misma y no le parece que el aspecto físico sea determinante en absoluto para odiar a otros. Ni sus talentos o desahogo económico. Mirna no merece ninguna compasión, es una ****…
Eh…eh…un momento. Rebobinen. Algo no cuadra, como dice mi comisario favorito. Cuando nos identificamos con un personaje es porque:
- Se parece a nosotros (los ojos, el cabello despeinado, tiene un gato o un perro, va al psiquiatra).
- Tiene un problema que nosotros tenemos y deseamos superar (amamos al personaje) o nos resulta insoportable (lo odiamos). Genera una emoción, ergo nos engancha en la historia.
- Hace cosas que no podemos hacer como James Bond, Superman…Cersi (ser malo y disfrutarlo sin problemas de consciencia). Lo admiramos o envidiamos secretamente.
Supongamos por un minuto que Mirna es realmente despreciable. Y con esto termina este relleno:
¿Por qué razón leer un webtoon en el que los personajes principales son perfectos (no casi, perfectos) si te aceptas tal cómo eres? ¿La mera emoción de la acción? ¿Saber el origen o resultado de la modificación en el laboratorio?
Es posible. Quizás el webtoon es mucho mejor de lo que yo podría darle crédito[1].
Sin embargo, justo después de leer este comentario como dije antes… algo no cuadraba.
¿Responden ustedes también con la frase del título o, soy la única? Podría ser.
[1] Yo admito tener cierto nivel de insatisfacción con este puerquecito que me lleva a leer historias así de cuando en cuando; en una especie de tiovivo de reinfección en el que leo, me siento insatisfecha, necesito una dosis de belleza, satisfago mi necesidad de realidad virtual y vuelta a empezar. A lo mejor por eso el comentario tenía un tufillo raro, porque era mi propia consciencia. Por otra parte, no a todos nos gustan las mismas cosas.