5 formas en las que el ejercicio mejora tu escritura
¿Así que escribir significa no moverte de tu escritorio/cama/mesa/superficie de trabajo según tú? …en parte. A Isaac Asimov le encantaba su estudio de Nueva York y hubiera deseado que fuera como el ambiente espacial de muchos de sus cuentos: luces artificiales, un medioambiente cerrado y autosuficiente, una bóveda de acero. Encima un horario de trabajo para morirse: desde las cinco de la mañana a… el hongo sabe qué horas y TODOS los días; odiaba viajar pero… salía a caminar a paso vivo por el vecindario. Hacía ejercicio.
Chuck Wendig, de quién no he leído más que algunas de sus ideas sobre cómo se escribe ficción pero no ficción suya; dice que el escritor está condenado a estar “gordito”. Por lo que hablando de micro motivos sería una razón para dedicarse a hacer otro oficio. Porque si no estar en forma es algo que no te gusta; entonces no puedes vivir como escritor.
Los escritores son como cualquier trabajador de oficina. Checan tarjeta y tienen que aventarse la jornada completa o hasta más de horas laborables. A veces comen mal…hay que escribir cientos de montones de palabras e incluso historias basura para obtener algo medio decente…y ahí está la trampa. Necesitamos recordar palabras, necesitamos una herramienta que reaccione usando una parte del cuerpo que consume muchísima energía y necesitamos mantener la herramienta de trabajo llamada cuerpo. ¿De qué sirve un cuerpo cuando lo único que hace es generarnos problemas?
Sí, hay escritores que han escrito cosas maravillosas pese a sus limitaciones físicas. Pero ninguno de ellos era un vegetal (mentalmente hablando). Todos han contado con un cerebro extraordinario que les permitía crear.
¿Sabías que lo peor que puede pasarte de un infarto no es morir sino terminar en una silla de ruedas incapaz de mover ni las pestañas? ¿No es escalofriante empezar a trabajar en algo que amas para que un simple desperfecto corporal que pudiste haber prevenido lo desquicie todo?
Ejercitarte un poquito para bajarle a los gorditos:
- Le permite a tu cerebro descansar. Descansar no significa no hacer nada, sino cambiar de actividad y con ello estarás oxigenando tu sangre. Más oxígeno significa mejores ideas.
- Al descansar logras que tu cerebro trabaje subconscientemente. Y si estás, literalmente, atorado con una idea, es posible que hacer ejercicio te dé la pauta para ver lo que no veías por estar delante de tus narices.
- Es absolutamente obvio: ¡te da experiencias! Y las experiencias son como los distintos artículos que se van recogiendo en un videojuego de rol. Son el arsenal del escritor. Por ejemplo: el yoga se recomienda para calmar la ansiedad pero…yo tengo el equilibrio de un elefante borracho[1] (sobrios son capaces de muchas cosas), en vez de calmarme…me producen ansiedad cada vez que tengo que pararme en un solo pie…Ahí va mi humana pierna a dar con el piso. Este pequeño bagaje de experiencias lo puedes transformar en información sobre tu personaje. Algo así como esto: Mientras todos los demás en clase de yoga respiraban con regularidad, Minerva no podía dejar de boquear como un pez. La postura le daba dolor de cabeza y veía el suelo más cerca cada vez.. . Hasta que lo siguiente que vio, fue al instructor mirándola por encima suyo con cara de chupar limones. Por supuesto que si no es posible, sigue siendo buena idea mientras las pandemias suceden.
- El ejercicio al aire libre te permitirá ver cosas que tal vez te perderías estando dentro. Pájaros, ardillas, gatos…personas amables que te ayudan un poco; recepcionistas guapas que babean con tu sonrisa, un atardecer.
- Y ni siquiera se necesita ser Adonis, Hemsworth o la Venus para que el ejercicio mejore tu vida. Con solo estar dentro de la zona saludable de peso, tu cuerpo dejará de ser una carga pesada y desagradable por lo que te costará menos subirte en la silla y te sentirás mucho mejor a largo plazo.
¿Hacer ejercicio mola verdad?
[1] Rosy es mi familia. Gerald Durrell.